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Hoy Día (Córdoba, Argentina),

01.09.17

Fátima

Por Miguel Koleff

 

Entender a los otros no es una tarea que comienza en los otros. El inicio siempre somos nosotros mismos (J.L. Peixoto)

 

No en vano José Luis Peixoto escoge un fragmento de Alan Badiou como epígrafe para iniciar su relato sobre un hecho antiquísimo de la historia religiosa de Portugal que se condensa en la aparición de la Virgen a tres niños pastores de la aldea de Aljutrel y que –para bien o para mal- ha nutrido por años el imaginario cultural de ese país. La cita en cuestión –“nada puede atestiguar que lo real es real, salvo el sistema de ficción en el cual representará el papel de real”- pone en un justo lugar el papel interpretativo que le cabe a la novela respecto de ese fenómeno desde que define la secuencia de hechos dentro de un paradigma de lectura que no lo impugna de antemano y que casi bordea la versión oficial de los acontecimientos proferida por la Hermana Lúcia, su única sobreviviente.

Hay un juego de decir y no decir que está implícito en Em teu ventre (En tu vientre) y que revela (de algún modo) la interdicción que pesa sobre este discurso desde que Oliveira Salazar, el dictador responsable de los 40 años de aprobio del pueblo portugués, se asumiera como un “fatimista” confeso e hiciera valer su poder fáctico como marca registrada de gestión. De allí el silenciamiento a este respecto que trajo aparejada la democracia reconstituida después de los 70 salvo una u otra mención, como la de José Saramago en El año de la muerte de Ricardo Reis (1984), en la que destaca el comercio eclesiástico con los exvotos. Fátima interpela más por el silencio creado a su alrededor que por la fe convicta a la que convoca dentro de la propia nación. Al mismo Peixoto no le sorprendió (aún en 2015) que el público se mantuviera apático durante el lanzamiento del libro ya que a pesar de que todos conocían la historia y algo tenían para aportarle, nadie osaba pronunciar una palabra a favor o en contra.

Un elemento importante para entender tantos tapujos es que, de todos los registros extrasensoriales que ha relevado la iglesia católica como parte de sus misterios numinosos, el de 1917 tiene, además de un viés místico, una connotación política difícil de encuadrar. En términos esotéricos, Fátima da cuenta, no sólo de las dos guerras mundiales sino también de la caída del muro de Berlín y el final de la Unión Soviética, por lo que puede ser analizado como símbolo paradigmático del siglo XX. Lo más discutible radica en la lógica capciosa que teje entre un comunismo demonizador y un capitalismo salvífico para enfatizar la presencia divina como intervención misericordiosa. El secreto de julio, como se le dado en llamar, es claro a este respecto: “Si atienden a mis deseos, Rusia se convertirá y habrá paz, sino ella esparcirá sus errores por el mundo, promoviendo guerras y persecuciones contra la Iglesia” (sic). En este punto yace la laguna interpretativa  de las apariciones, sobre la que la testigo ocular, con su confusión de términos escatológicos, empantana en lugar de esclarecer. Desentrañando esa cita, podríamos convenir en señalar los horrores del estalinismo a partir de los años 20 ahora que los conocemos  pero no dejaríamos de asombrarnos de una globalización injusta, desigual y violenta como la que sobrevino después. ¿Es ese el reinado de la paz prometido por la virgen, acaso, cuando el 13 de mayo se lo aseguraba a los pastores? 

Son muchas las razones para desconfiar del único testimonio que pone en marcha el derrotero de Fátima como institución y monumento, al decir de Foucault. Pero su emergencia, su disponibilidad heurística hace que siga en pie y que no se instale una sospecha completa sobre su significado. Finalmente, el “aparecer político” (si le creemos a Didi-Huberman) es “una aparición de diferencias” que se podría mensurar de otra manera si se hiciera por fuera de la iglesia y recabando el archivo todavía asequible. Una revisión de los contenidos de percepción a la luz de la categoría “montaje” y en plena era de la reproductibilidad técnica, no sería nada desdeñable por ejemplo. 

La novela se escalona en seis capítulos que coinciden con los seis encuentros de 1917 manteniendo el recorrido cronológico con fidelidad, esto es, desde el mes de mayo al mes de octubre en el que se manifiesta el milagro que le dio popularidad, el del sol girando sobre su eje. Asume a Lúcia como personaje principal, como no podría ser de otra manera,  ya que es la única que ve, escucha y dialoga con la virgen (Jacinta puede oírla y Francisco sólo verla) pero en lugar de encarar la relación rostro a rostro, la elección escritural de Peixoto se vuelve sobre el horizonte familiar que rodea al personaje y ancla en el vínculo  con la madre -auténtica antagonista de los episodios- que no le cree una palabra y que la acusa de mentirosa. Este corrimiento de la acción externa hacia un interior fecundo,  potencia el carácter reflexivo y poético de la trama y redimensiona los motivos que la inspiran. Precisamente el eje de la relación entre rostro y máscara (para usar los términos de Badiou, antes citado) se escande del plano institucional para anidar en el de la esfera íntima como un ajuste de cuentas entre fidelidad e infamia que alcanza su paroxismo en el mes de octubre cuando María Rosa teme por la vida de los suyos (“Si el milagro anunciado no se produce, van a matarnos”, 155). Queda claro que Peixoto escoge el “más acá” como lugar de su ficción y se distancia de la mistificación popular que hizo crecer al relato como devocionario exclusivo del catolicismo conservador. Al hacerlo, repone a Fátima en un lugar más universal y le devuelve la fe al enigma que encierra.

Podemos afirmar entonces que, en sentido estricto, el acto de las apariciones no está narrativizado, con lo cual el soporte de la creencia se mantiene en suspenso sin ninguna calificación. A fin de no falsear perspectivas, arriesgando un punto de vista intelectual o tomando una posición esclarecida, el joven escritor va más allá de la representación icónica y la reemplaza por versículos bíblicos que disemina a lo largo de la narrativa. No son extractos fidedignos de las Escrituras sino valoraciones parciales de lo que –entiende- es el mensaje transmitido. Consigue así evitar estereotipos y contribuir  al remozamiento de una tradición vernácula desde un ángulo literario.

 

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Lombada Quadrada, agosto 2017

01.09.17

A literatura e o segredo de Fátima

Por Carlos Carvalho

 

Sujeito corajoso e ousado o José Luís Peixoto. O escritor português se lançou no arriscado terreno da fé ao construir em Em teu ventre uma narrativa ficcional baseada nas aparições de Fátima, que completaram 100 anos neste 2017. Coragem por tratar de um tema tão delicado, a fé, sem louvações gratuitas, com o perdão do trocadilho. E ousado por abordar o tema desprovido da paixão religiosa, com distanciamento que se pode afirmar agnóstico, buscando encontrar o que de mais humano poderia haver na história de Lúcia e seus primos Jacinta e Francisco, que foram as três criaturas “agraciadas” com as aparições que mudaram a vida da pequena aldeia de Fátima, entre maio e outubro de 1917. Mudaram radicalmente uma vila e obrigaram as crianças a crescer sob a aura da santidade, recolhidas em conventos a salvo da sanha dos fanáticos.

O romance de Peixoto, que chegou ao Brasil em edição da Companhia das Letras, é narrado por uma sobreposição de vozes. Começa de forma genial emulando o formato das narrações bíblicas, com capítulos e versículos numerados. Este formato representa a voz de deus, que revela de uma certa forma as dúvidas do criador em relação ao produto de seu trabalho de 6 dias. A mãe do narrador também se faz presente ao longo do livro. Em textos curtos, entre parêntesis, fala com seu filho, expondo suas angústias de mãe e zelando para o que filho-narrador siga com a história das crianças e de sua aldeia até o fim. E temos a narrativa propriamente dos intervalos entre uma aparição e outra, sempre acontecidas nos dias 13 de maio a setembro daquele ano, que ficam rondando a relação de Lúcia, a mais velha das crianças, com sua mãe, Maria. Também é um livro sobre a concepção. Deus, que concebeu o mundo. A mãe do escritor, que nos deu um autor de talento. E a mãe de Lúcia, que observa aflita a vida de sua filha mais nova ser sacudida por um terremoto de enormes proporções.

Não sabemos como foram as aparições, não sabemos quais foram as palavras de nossa senhora, não sabemos o que revelou ao mundo através dos pastorinhos. Isso está escrito nos livros oficiais e nos relatos das crianças e, sabiamente, não aparece no livro. O que sabemos nessa construção ficcional habilmente arquitetada é o que se passou no seio da família de Lúcia e no seu entorno. Maria, a mãe da menina, com a certeza de que a filha mentia e carregava consigo os primos mais novos em uma espécie de delírio que, nas palavras da mãe, “só podia ser coisa do demônio”. O alheamento do pai e a ira dos padres, com o latente medo de perderem, eles, a primazia da conversa com o divino. E a gradativa chegada de fiéis, atraídos pelo boca a boca que vai alastrando a notícia de que a virgem apareceu a três inocentes criaturas sob a sombra raquítica de uma azinheira. Depois da primeira aparição, as seguintes tem dia marcado. Nada mais conveniente. E, a cada mês, milhares e milhares de pessoas vão chegando e destruindo as plantações do pai de Lúcia em torno da árvore a fim de encontrar um lugar privilegiado para assistir às aparições. São camponeses, burgueses de outras cidades maiores, todos a chegar com os mais variados pedidos para a santa.

A peregrinação traz também a figura que ficaria para a história como Maria da Capelinha, uma entre tantas marias daquelas paragens, que consegue convencer Lúcia de que a santa pediu que se erigisse uma capela em sua homenagem. Estava lançada a pedra fundamental do gigantesco complexo que tomaria conta do modesto sítio daquela família.

Em um romance repleto de entrelinhas, Peixoto mostra uma menina de 10 anos com pendores filosóficos a conversar com insetos, árvores, cachorros, folhas, como quando diz a estas que está cansada, neste lindo diálogo sobre o segredo, que viria a ser a chaga que acompanharia esta futura freira por toda a vida, o tal do Segredo de Fátima :

Estou tão cansada, folha.

“Estamos todos.

Acho que estou mais cansada do que todos.

Aqueles que estão mesmo cansados acham sempre isso. Se eu te contar um segredo, prometes guarda-lo?

Posso tentar, mas não depende só da minha vontade.

Como assim?

Os segredos passam por qualquer fresta, são mais fluidos do que a água, mais informes do que o ar. Podemos fazer tudo para guardar um segredo, mas ele acaba por encontrar caminho para se esvair.”

Lúcia é retratada como uma criança que já sabia que seu destino estava irremediavelmente moldado por aquelas aparições. Em muitos momentos, o leitor talvez torça para que ela se arrependa e diga que foi tudo uma invenção e siga com sua vida de criança, a brincar pelos campos, ajudar os pais e seguir a vida de uma família camponesa que, se não era rica, tinha os meios para a sobrevivência garantidos por uma terra fértil e um rebanho gordo.

Mas Lúcia é uma pessoa atormentada pelas aparições, que não consegue entender todo o palavrório da mãe e dos padres a tentar lhe convencer de que não pode seguir com aquilo das aparições.

E ela conduz os primos para cada uma daquelas aparições, observando o crescimento da multidão, em número e fanatismo, certa de que tem um papel a cumprir. Um fado.

Estamos em 1917, a guerra consome parte da Europa, muitos dos rapazes das famílias da região estão em combate, há medo, busca-se aquilo que o deus retratado mostra como o maior valor de sua criação: a esperança.

E o que mais poderia dar esperança, em meio a medo e morte, do que uma aparição da mãe de Jesus?

Com todos esses ingredientes, Peixoto teve, repito, a ousadia de lançar em pleno centenário das aparições um livro que mexe de forma muito elegante e poética com uma das maiores marcas de Portugal do século XX, que viu a pequena vila se transformar em um centro de peregrinação mundial, que debateu e ainda debate exaustivamente a veracidade, o segredo, as revelações supostamente apocalípticas.

Fátima, um nome de origem árabe, dado a uma aldeia obscura no centro do pequeno país, tornou-se um nome próprio português por excelência. Maria de Fátima é o nome de milhares e milhares de mulheres em Portugal e no Brasil. Uma menina nascida em 13 de maio, como minha irmã, em uma família portuguesa, como é a minha, não tinha outro destino a não ser receber esse nome.

Peixoto, que já ganhou diversos prêmios, entre eles o Oceanos (o antigo Portugal Telecom) de 2016, é um escritor para ser lido e acompanhado. Tem uma prosa deliciosamente poética, maneja bem demais as metáforas e consegue fazer com que você acredite piamente nas reflexões um tanto metafísicas de uma menina de 10 anos. Esse é o encanto da literatura, ora pois!

 

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Ponto Final, Julho 2016

19.07.16

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“É muito difícil escrever se não fizer um exercício de empatia”

 
 
E foi a empatia por uma certa e persistente ruralidade que levou José Luís Peixoto a debruçar-se sobre as aparições marianas de Fátima, num livro que tem sido qualificado pela crítica como o melhor de quantos lançou até ao momento. “Em teu ventre” foi ontem apresentado na Livraria Portuguesa, numa sessão que contou com a presença do autor. Em Macau pela terceira vez, o escritor, de 41 anos, regressou ao território para gravar um programa para a RTP, no âmbito de um périplo de um mês pela China, país que deverá começar a publicar as suas obras a partir do próximo ano. José Luís Peixoto em discurso directo.
 
 
 

PONTO FINAL: Terceira vinda a Macau e Terceira vinda por motivos muito distintos. Depois da participação no Festival Literário “Rota das Letras”, uma visita quase de médico e agora um segundo regresso para dar a conhecer Macau como destino turístico. A que préstimos se presta esta terceira vinda?

José Luís Peixoto: Para mim, estas oportunidades de vir a Macau são todas bem-vindas. Desde a primeira vez que fiquei com muito boa impressão. É claro que Macau é sempre um destino muito especial para os portugueses e confirmei isso nessa altura. Todas as visitas têm aprofundado um pouco essa minha primeira impressão. Neste momento, esta visita acaba por ser para mim num papel que me é pouco comum e que, para mim, é uma experiência inédita, mas que também por isso é bastante agradável e que tem que ver com um programa de televisão associado à revista “Volta ao Mundo”, que é uma revista de viagens que se publica já há mais de vinte anos em Portugal e na qual tenho colaborado regularmente nos últimos sete anos e que agora tem este programa que passa na RTP3 – e que neste momento está acessível internacionalmente através da Internet – mas que esperamos também que possa chegar aos canais internacionais da RTP brevemente. No mês de Novembro, esse programa vai ter a sua edição dedicada a Macau. No fundo o que vamos fazer são quatro episódios, que vão ser apresentados semanalmente durante o mês de Outubro.

 

Aproveitaram para matar dois coelhos de uma cajadada, digamos assim …

J.L.P: Sim. Estando aqui tão perto de Hong Kong, chegamos com uma semana de antecedência para também fazer uma visita aos lugares mais simbólicos do ponto de vista do visitante internacional, nomeadamente do possível visitante português e, ao mesmo tempo, desta forma tentar criar um retrato de Hong Kong que possa ser cativante, porque efectivamente, apesar de serem nomes que as pessoas ouvem com muita frequência sinto que ainda há muito desconhecimento quer sobre Hong Kong, quer sobre Macau. Todos estes contributos para que as pessoas se possam abeirar, de alguma forma, um pouco mais destas realidades acho que são válidos. No caso de Macau, a ligação é ainda mais relevante devido a alguns aspectos particulares, que advêm da nossa relação histórica …

 

Esta empreitada que nasce de um périplo mais largo pela China. Está há um mês neste lado do mundo …

J.L.P: Sim. É verdade.

 

Esteve na República Popular da China, num encontro de poesia. É um país que já se habituou a conhecer melhor …

J.L.P: Todas estas viagens acabaram por ficar concentradas numa só porque não faria sentido chegar a Portugal e regressar a este lado do mundo, uma vez que todos estes destinos eram relativamente próximos. Efectivamente cheguei duas semanas antes e uma parte desse período, passei-o na província de Sichuan, num festival de poesia, que para mim foi muito interessante pela oportunidade de contactar com poetas chineses, pela possibilidade de dar a conhecer o meu trabalho ao público chinês. Estive antes disso em Pequim, onde falei com os estudantes da Universidade de Estudos Estrangeiros de Pequim, naquilo que foi uma experiência muito agradável, também pela surpresa que para mim constituiu encontrar estudantes chineses a falar português, com tanta perfeição e com um vocabulário tão vasto. Aos mesmo tempo, também foi uma oportunidade para desenvolver alguns contactos no âmbito de projectos futuros que espero ter já no próximo ano, com a China, nomeadamente a edição de livros meus, que é algo que neste momento tenho já muito garantido de que irá acontecer já no próximo ano…

 

Já era possível, de resto, encontrar alguns trabalhos de José Luis Peixoto em chinês. Poemas, sobretudo …

J.L.P: Sim, sim. Tem acontecido algumas publicações, mas não é muito fácil na medida em que se trata de universos muito distintos. O mundo editorial da Europa e o mundo editorial chinês têm particularidades próprias e a comunicação não é particularmente fluída. De certa forma, esse trabalho de aproximação, no âmbito da literatura, eu parece-me que acaba quase por se ter de ultrapassar uma barreira civilizacional, porque a literatura acaba por transportar uma grande quantidade de valores que estão muito ligados à história, que estão muito ligados à cultura mais visceral de um povo. Por isso, este tem sido um caminho mais ou menos longo, que no meu caso já passou por edições em mandarim na Internet. Houve, durante um período, um projecto de três estudantes de Pequim, que alimentavam um blogue com traduções de textos meus em mandarim, o que meu deu muito prazer. Ao mesmo tempo, também permitiu encontrar alguns leitores dispersos, mas que acabou por ser uma janela pequena para esse mundo imenso que é o universo dos novecentos e tal milhões de falantes de mandarim, mas agora, neste momento, está em perspectiva aquilo que eu acho que é a ambição de qualquer escritor e que é ver um livro seu publicado, impresso em papel neste universo gigantesco.

 

Era uma lacuna? Para um escritor com uma faceta cada vez mais internacionalizada, como é o caso do José Luís Peixoto, é importante chegar ao público chinês …

J.L.P: Bem, eu nunca senti isso como uma lacuna, na medida em que não é possível, acho eu, para um autor ocidental – seja europeu ou de outro rincão do dito Ocidente – contar com uma edição na China. A China é de tal forma uma outra realidade dentro deste âmbito literário que, realmente, nem se imagina uma tal possibilidade. Agora, uma coisa é certa: é muito recompensador. É um prémio, de certa maneira. Eu se calhar nem devia falar tanto. É muito pouco oriental falar assim de uma coisa que ainda não aconteceu, mas efectivamente eu sou português.

 

Todas estas viagens que o José Luis Peixoto tem feito ao longo destes últimos anos, mudaram alguma forma o modo como escreve o rapazinho que nasceu nas Galveias?

J.L.P: Seguramente. Não tenho qualquer dúvida disso. Efectivamente, aquilo que muda a nossa maneira de ver, que muda a nossa maneira de pensar, acaba necessariamente de ter reflexos na nossa maneira de escrever, que é a nossa maneira de nos exprimirmos e que é o fruto daquilo que vemos e daquilo que pensamos. Ainda assim, tendo em conta que eu vou acompanhando com uma certa atenção esses meus processos individuais, porque a escrita também o exige, eu creio que efectivamente há aqui uma dicotomia que é muito intensa nos dois âmbitos e que tem que ver com a ligação a um espaço muito concreto, que para mim é uma ligação muito presente. Ainda hoje, aqui em Macau, sonhei com as Galveias. Também há, no entanto, uma necessidade muito grande da minha parte de me afastar das Galveias e de ir para outros lugares que, em certa medida, são – pode-se mesmo dizer – antagónicos a essa realidade. É paradoxal, não tenho uma resposta muito completa que explique essas duas pulsões e essas duas realidades, mas é um facto que as duas estão muito presentes na minha vida e eu não rejeito nenhuma delas. Muitas vezes sinto que o meu trabalho é dar notícias das Galveias ao mundo e dar notícias do mundo às Galveias. Às vezes estou a fazer uma dessas tarefas e às vezes estou a fazer a outra.

 

Durante a sua primeira passagem por Macau, em 2012, mostrou-se fascinado com este mundo dos casinos, pela estética dos casinos, pela própria forma como os casinos brincam com a noção de tempo. Isto é algo que ainda exerce sobre si algum apelo? Ou aquilo que era uma novidade na altura sumiu-se?

J.L.P: Neste momento já não sou capaz de recordar muito concretamente daquilo que disse nessa ocasião, até porque já passou algum tempo e já não sei exactamente qual era a minha intenção na altura. Sei, no entanto, de uma coisa: a minha postura perante a realidade nunca é de rejeição ou de fechar os olhos ou de construir tabus. No que diz respeito a Macau, os casinos muitas vezes, sob uma certa perspectiva, são um incómodo no que diz respeito ao discurso que se tem sobre Macau e eu isso acho pouco interessante, na medida em que os casinos são uma realidade importantíssima de Macau. Retratar Macau sem os casinos não é retratar Macau, porque eles estão aqui e são, em muitos aspectos, o motor daquilo que Macau é hoje em dia. É claro que, se calhar – e não sei se era a isso que me referia há quatro anos nessa intervenção – para um romancista, para alguém que escreva romances, os mundos são muito atraentes, assim como é atraente a ideia de se encontrar um mundo. Nos casinos, efectivamente, existe ali um mundo que constrói uma grande quantidade de paredes artificiais em relação ao outro mundo. Falo não só das paredes físicas, mas também de todas essas paredes de fantasia que pretendem edificar aquela quimera para quem sonha com fortuna. Isso é muito interessante. Não rejeito isso. Não é a minha realidade, mas eu também não me interesso só pela minha realidade. Muitas vezes até são as realidades mais distantes da minha que mais me cativam.

 

Se se interessasse apenas pela sua realidade, não tinha porventura visitado a Coreia do Norte. É um país que o ilude? Ou que o desilude?

J.L.P: Neste momento, em que já tive a oportunidade de regressar à Coreia do Norte, é um país que me fala de uma maneira muito particular, na medida em que também, e com o passar do tempo, já desenvolvi algumas relações pessoais até com a própria realidade daquele espaço e que também é uma realidade muito inusitado e muito distante da minha. Agora, penso sobretudo que é um país que me ilude, mais do que desiludir, até porque eu não tive nenhuma ilusão em relação à Coreia do Norte. Sinto, também, que me ilude bastante na medida em que, quanto mais tento aprofundar o meu conhecimento, mais dúvidas tenho. Quanto mais vou dando como certo em relação a esse país, mais me apercebo da quantidade de aspectos para os quais não encontro qualquer resposta.

 

Nesse sentido, estamos perto ou longe de ter a Coreia do Norte como protagonista de um qualquer trabalho seu?

J.L.P: Não sei dizer. Neste momento não penso nisso. Também é verdade que, de modos que, muitas vezes só eu é que consigo identificar, a Coreia do Norte vai entrando aqui e ali. Como dizia há pouco, tudo aquilo que muda a maneira de ver e de pensar, depois tem reflexos.

 

Apresentou ontem, na Livraria Portuguesa, “Em Teu Ventre”, aquela que tem sido louvada como a sua obra mais completa até ao momento. Neste livro aborda aquele que foi, provavelmente, o maior acontecimento da história do século XX português, mais até do que a independência das antigas colónias ou outras vicissitudes políticas. É um acontecimento que deixou e continua a deixar uma marca indelével sobre Portugal, mesmo cem anos depois. Porquê Fátima? Porque as aparições da Cova da Iria? Porque arriscar o seu nome com um tema que é, por si mesmo, um tema polémico?

J.L.P: É curioso porque uma das minhas principais intenções ao escrever o livro era que ele não fosse polémico, o que é um pouco fora do habitual, mas no caso deste tema parecia importante porque aquilo que é mais fácil, parece-me a mim, em relação à questão das aparições de Fátima é entrar em polémicas e, efectivamente, com uma única frase acho que seria fácil criar uma provocação que, eventualmente, fosse polémica e para mim, uma parte dos objectivos a que me propunha, era evitar sempre essa frase, na medida em que em relação a Fátima sentia – e ainda sinto – que existe muita dificuldade de tratar o tema. Existem alguns discursos que estão já mais ou menos estabelecidos e que são muito maniqueístas: um é a favor e outro é contra. Um crê e o outro é céptico ou mesmo descrente e eu sentia a falta de um terceiro discurso que, pura e simplesmente, não tivesse necessidade de se definir sobre essa bitola, mas que ao mesmo tempo trouxesse alguma informação pertinente e que pudesse também contribuir para um esclarecimento e para um debate sobre o assunto. Foi nessa perspectiva que eu me propus a tratar este tema, tendo em conta que havia diversos aspectos nele que me atraíam e que não passavam apenas pela questão religiosa. Interessava-me também o próprio retrato de Portugal que fica presente naquela história. Senti que um tema como este tem uma vertente bastante importante subjectiva, ainda que seja inegável que também tem uma vertente inescapável objectiva e,  nesse sentido, a minha escolha – para além de alguns aspectos que acabam por ser, de certo modo, necessários num texto de ficção e que acabam por ser subjectivos – sob o ponto de vista do tratamento histórico da questão o meu interesse foi deter-me em dados e em elementos que são objectivos. Tirando uma pequena minoria que alimenta diversas versões alternativas do que aconteceu e que alimenta múltiplas especulações, de um modo geral os crentes e os não-crentes estão juntos na aceitação de uma série de dados históricos que no fundo são a relação que o livro estabelece com esse acontecimento histórico e isso é muito interessante. Para mim, foi muito interessante. Por um lado, permitiu-me desenvolver uma reflexão que eu já desenvolvi noutros livros e que me continua a funcionar por múltiplos motivos e que tem a ver com esse Portugal rural, esse Portugal eu quase diria condensado, do campo…

 

Este Portugal rural caminha quase para a extinção. O interior está abandonado, quem lá mora são sobretudo idosos. A ruralidade reinventou-se de alguma forma? As aldeias e o campo estão a morrer, as cidades crescem, mas mantém-se um certo provincialismo, passe a expressão. De que forma é que Portugal se tem reinventado em termos de costumes? Isso é algo que tenta também perceber nos seus livros?

J.L.P: Já estou nos quarentas e já sinto uma certa necessidade de me entregar a algumas reflexões mais profundas. No que diz respeito a essa questão, eu sinto que esse Portugal rural, ele não poderá extinguir-se realmente, na medida em que ele é responsável por uma série de coisas que são necessárias à sobrevivência e não me refiro apenas à agricultura e à alimentação, que são questões que têm a si imanentes a necessidade de manter um vínculo profundo à terra. Refiro-me a uma série de outras questões que, nos podemos afastar delas, mas que tarde ou cedo havemos de voltar a elas, porque precisamos delas para viver com qualidade. Refiro-me a coisas como, por exemplo, o tempo, um ritmo mais humano, uma forma de estar que seja um pouco mais desvinculada de certos valores que a meu ver se colocam às vezes que não é o deles. Eu acho que não é por acaso que muitas vezes, as pessoas quando chegam aquelas idades mais avançadas, em que já podem dispor do seu tempo de uma maneira mais livre, regressam à terra, regressam a esses espaços. É porque, efectivamente, há ali qualquer coisa que é vital e que não pode ser comprada. Ainda assim, é claro, existem evoluções, existem diferenças, mas aquilo que são as questões essenciais, aquilo que é o mais central da ruralidade acho que vai continuar a existir em certa medida no futuro da mesma maneira que hoje em dia nós nos apercebemos de que ela existe na distância espacial. Os elementos rurais na China, na América do Sul, em África ou na Europa partilham uma série de características que são transnacionais, apesar das características próprias que depois existem em cada lugar e que depois advêm das condições e da realidade de cada um. São muitas vezes esses valores que estão presentes em Portugal, até no mundo urbano e que são aquilo que nos distingue. Da mesma maneira que Macau se distingue de Hong Kong pelo seu passado e pela sua relação com Portugal, nós, enquanto portugueses, distinguimo-nos dos outros países da Europa em função das nossas características específicas e que têm que ver com aquilo que preservamos da nossa história, apesar das mudanças que também existem e que advêm da mudança de regime em 74, de uma abertura ao mundo sob o ponto de vista da cultura de massas. Nessa medida, eu sinto que enquanto portugueses é importante estarmos de bem com esse nosso lado, aceitá-lo e ao mesmo tempo valorizá-lo e em certa medida preservá-lo, uma vez que nós somos esse Portugal. Uma parte de nós é esse Portugal e estarmos de bem connosco próprios é essencial para estarmos de bem em absoluto.

 

Voltando ao seu último livro… Porque escolher a vidente que mais viveu, a mais documentada e a que deixou também um legado biográfico mais vasto? Há alguma forma de fugir aquilo que Lúcia de Jesus legou?

J.L.P: Sob o ponto de vista histórico não há dúvidas de quem é a protagonista ali. Lúcia foi quem viveu mais anos, aquela história que é comummente contada é uma simplificação daquilo que foram os dados que ela própria comunicou e, por isso, não há que fugir do testemunho dela quando se trata deste assunto, até porque muitas vezes há um detalhe que muitas vezes não é referido e que tem que ver com o facto de os dois primos de Lúcia terem tido uma experiência de vidência menos completa. Jacinta não falava e Francisco não falava nem ouvia Nossa Senhora e isso é aceite por toda a gente, não é nenhuma descoberta de ontem. Isso é muito interessante. Pequenos detalhes como esse, que normalmente ficam de fora de uma narração mais superficial desta história são muito interessantes e, efectivamente, ninguém tem interesse em esconde-los, embora, muitas vezes, contando esta história em dois minutos, eles não sejam incluídos. Sinto que, inclusivamente, mesmo para os crentes e para as pessoas para quem esta história é importante – e muitas vezes é muito importante mesmo – a simplificação deturpa porque, ao se retirar e ao se omitir certos detalhes, fica-se com uma ideia bastante diferente exactamente do que pode ter sido. Uma das reacções mais interessantes que tenho tido a este livro é, justamente, a reacção por parte daqueles que têm essa fé nas aparições de Fátima porque efectivamente ali, naquele livro – e no que diz respeito a esse aspecto do livro, porque o livro também tem outras nuances – mas no que diz respeito a esse aspecto acho que encontrou um retrato que tenta ser realista em relação aquilo que toca e aquilo que descreve efectivamente. O livro nunca descreve as aparições. Se fizesse alguma descrição das aparições estaria sempre a tomar uma posição e o meu grande objectivo era justamente conseguir descrever todo este tema sem cair na necessidade de escolher um lado.

 

Se o livro ainda não foi criticado pela Igreja Católica, é porque conseguiu …

J.L.P: Tenho tido boas críticas em órgãos da Igreja Católica.

 

Ajudou-o, de certa forma, a compreender melhor ou até a aceitar este fenómeno de Fátima, o facto de ter trabalhado neste livro?

J.L.P: Sim. Eu para mim é muito difícil escrever se não fizer um exercício de empatia. É muito importante colocar-me na posição de todas as personagens para humaniza-las, para elas não serem só uma sombra e poderem ter a ambição de algo próximo de uma pessoa. As pessoas são de outro nível e de outra dimensão, mas ainda assim esse exercício de empatia é muito importante e efectivamente, em nenhum momento, quer a escrever o livro ou, mais tarde, em entrevistas como esta – ou em apresentações do livro – de dar a minha sensibilidade em relação a esta questão na medida em que sinto que, num caso ou no outro, é sempre uma posição pessoal, porventura até uma posição íntima que me parece completamente inusitado que alguém opine sobre isso. Será sempre uma questão de fé. Quem não esteve lá a 13 de Outubro de 1917 terá sempre de exercer o seu próprio discernimento para dar uma posição sobre se existiu esse dito milagre ou não. Isso pode acontecer com respeito. Todos estão no seu direito de acreditar ou de não acreditar. Se existir respeito, não vejo nenhum motivo para uns ou outros se sentirem incomodados com a posição seja de quem for.

 

Uma última questão, de certa forma da praxe… Depois de este “Em Teu Ventre”, o que podemos esperar de José Luís Peixoto?

J.L.P: Eu neste momento estou a trabalhar num livro que tem uma viagem também. Penso que essa será a minha próxima publicação. Não vai ser este ano. Este ano de 2016 vai ser um ano em que não creio que vá publicar alguma coisa. Publiquei um livro infantil há alguns meses, mas um livro desses que realmente representa um degrau no meu caminho, acho que não vai acontecer porque este ano tenho estado ocupado com outras coisas, a viajar por exemplo.

 

Essa circunstância de progredir um degrau, é algo que lhe pesa, digamos assim? As críticas a este livro têm sido boas, de uma forma geral. A obra é louvada por muita e boa gente como o seu melhor livro até ao momento. Isto é, de certa forma, uma responsabilidade?

J.L.P: É claro que a crítica tem muita importância, porque a literatura precisa de um olhar que a analise e que a coloque no seu lugar. Acho até que o autor é o primeiro grande crítico do seu próprio trabalho, ainda que a reacção dos outros tenha também muita importância. Ainda assim, não é algo previsível. No momento em que se está a trabalhar num determinado projecto, não é fácil – e eu até diria que não é sequer possível – ter realmente a noção de como é que ele vai ser visto a esse nível. Há sempre um horizonte, no momento em que se está a escrever sobre o que os outros poderão ler naquelas palavras, mas isso não pode ser visto como determinante, até porque escapa muito a todos os planos que se possam fazer. Nessa medida, sem querer fugir a isso, a realidade é que o grande desafio é sempre pessoal e isso não é pouca coisa, porque o crítico mais severo, o mais exigente acaba por ser o próprio e efectivamente a superação tem que ser medida pelo próprio. Muitas vezes é aí que reside a dificuldade de tudo o que advém deste tipo de projectos e é claro que eles, em certa medida, são cada vez mais exigentes e são cada vez mais ambiciosos, até porque há essa necessidade. Se não for assim, pessoalmente não me sinto a evoluir, não sinto o desafio cumprido. É sempre importante que exista uma meta e que essa meta fique um pouco além do que já se alcançou e que chegue um momento em que se consiga acreditar que se alcançou esse objectivo, embora tudo isto seja mais fácil de dizer do que fazer, porque há muitas dúvidas e há muitas questões, mas se isso acontecer, depois, na hora de publicar, sejam quais for as reacções está-se preparado para elas porque também se tem uma consciência mais ou menos fiel daquilo que se fez.

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Brotéria, Fevereiro de 2016

29.02.16

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Jornal de Letras, 11 Novembro 2015

18.12.15

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DEZ NOTAS

 

Enquadra-se o último romance de José Luís Peixoto (JLP), Em Teu Ventre, em dez notas literárias, que se intentam constituir como âncoras de leitura:

 

  1. MEMÓRIA HISTÓRICA: um dos mais importantes elementos enquadradores do romance é constituído pela história de Fátima e pela multiplicidade da sua hermenêutica religiosa e ateia. Como é possível escrever sobre Fátima sem cair na repetição do "já dito", do "já sabido", do "já conhecido"? Como elevar a um patamar estético a biografia dos Pastorinhos e a hierofania das Aparições? JLP solucionou estas questões optando, de um modo original, primeiro, por não ceder à facilidade do realismo; segundo, postado num equilíbrio de cortar a respiração em cada capítulo - por respeitar as Aparições sem as envolver no dilema maniqueísta entre verdade e falsidade (cf. epígrafe de Alain Badiou); terceiro, por apostar no lirismo como manto envolvente da narrativa, espiritualizando-a;

 

  1. BÍBLIA: texto-matriz alimentador do romance. É um texto-arca, um texto-fonte para o autor, que com ele dialoga continuamente na sua obra, como já sucedera em Nenhum Olhar, Uma Casa na Escuridão, e Cemitério de Pianos. Texto inspirador, no plano da expressão, que sustenta o estilo bíblico da intervenção de Deus como narrador, um Deus que, no romance, ganha o estatuto ficcional do ser do texto e não como transposição religiosa verdadeira;

 

  1. NARRATIVA COMO TELA: o romance evidencia-se como uma tela visual, cinematográfica, na qual as imagens avulsas da vida de Lúcia e da sua família e os acontecimentos principais, com exceção do relato das Aparições, se vão sucedendo, descritas liricamente como fluxos de consciência, fantasmas da realidade, criando a ilusão da verosimilhança. Não se trata de uma imaginação solta, liberta da realidade, vogando indefinidamente num mundo só seu, mas de um universo modelado pela diferente realidade acontecida. Pode-se, com facilidade,, criar um texto para teatro a partir de monólogos de Lúcia e sua mãe, Maria. Assim, o leitor não está perante um texto absolutamente fidedigno em relação ao sucedido, mas do que o autor (não o narrador) concebeu como uma das hipóteses do que poderia ter sucedido;

 

  1.  NARRADOR: narrador clássico e narrador múltiplo e diferenciado segundo as perspetivas individualizadas das personagens, Deus, Lúcia e Maria. Deus: narrador sentencioso, atemporal, universal, judicativo; Lúcia, narradora inocente (fala com animais e objetos); Maria, narradora múltipla (há pelo menos três figurações diferentes de Maria) emotiva e sofrida, exemplo cultural paradigmático da Mulher/Mãe;

 

  1.  ESTILO: lírico, indubitavelmente, integrado no habitual do autor. Palavras enquadradoras de sentimentos (qualidade de estesia, analisada por Luís Carmelo em A Luz da Intensidade), cultivando uma percepção ou sensualidade emotiva, que desperta no leitor uma comoção estética. Todo o parágrafo parece nascer da primeira frase, como se esta fosse a única e as seguintes seus desdobramentos, explorando-a descontinuamente, não deixando de impor, no entanto, um ritmo sintáctico contínuo e harmónico, fortemente musical. Todo o romance parece ser um cruzamento de "monólogos" pelos quais se dá conta de fluxos de consciência narrativos de Deus, Lúcia e Maria, Padre, Jacinta, Francisco, emoldurados pelo ato de narração clássica;

 

  1. TEMPO: 1917, Fátima, casa e aldeia de Lúcia demarcam uma temporalidade específica. Porém, o estilo lírico-poético, assemelhando-se ao ritmo de união de versos num poema, eleva o primeiro nível de temporalidade a uma beleza estética intemporal. Melhor dito, atemporal, que condiciona a leitura da ação e do enredo particulares a um modo de expressão universal. Tanto se está em casa de Lúcia, com a panela do almoço ao lume, como se reflete, sobretudo nos versículos sentenciais de Deus, sobre a criação do mundo, a liberdade, o destino e a angústia humana;

 

  1.  ESPAÇO: Serra d'Aires, Fátima. Tal como, ao longo do romance, o tempo se abstratatiza e atemporaliza, assim o espaço profano se metamorfoseia em espaço sagrado por via do acontecimento hierofântico das Aparições, no entanto nunca narrado, apenas sugerido pelos seus efeitos (Maria da Capelinha, multidão, intervenção do padre ou senhor prior...). O estilo lírico combina com a mundividência do espaço sagrado, a hierofania das Aparições com a sacralidade territorial das revelações. No final, anuncia-se, por intermédio do afã de Maria da Capelinha, a instauração do sagrado através da elevação de uma capela;

 

  1.  MEDO E ESPANTO: segundo Rudolfo Otto (A Ideia do Sagrado, 1917) e do seu conceito de "Numinoso", não se pode falar de sagrado sem que duas categorias emirjam espontaneamente: a de tremendum e a de fascinans. Encontramo-las em Em Teu Ventre subordinadas à descrição da emoção, do medo como sentimento que tanto desperta o pavor do desconhecido quanto atrai pelo maravilhoso. Desorientada, narcotizada por se sentir privilegiada pelo acontecimento, e ambicionando "tocar" (ter direto contacto) com os Pastorinhos, a multidão é atravessada pelo duplo sentimento de medo e espanto: violenta a casa de Lúcia (pp. 137 ss.), ameaça esta (pp. 56-57) e constrange Jacinta e Francisco (pp. 145 ss.);

 

  1. IDOLATRIA: este duplo sentimento de medo e espanto sagrados gera uma onda de veneração e adoração entre a multidão: curiosidade infantil, rogos e preces (pp. 139-141), novos vestidos e coroas de flores para Lúcia e Jacinta (p 156); deferência pelo estatuto de Lúcia como intermediária entre o profano e o sagrado (p 157). São os movimentos iniciais de idolatria que converterão doravante Fátima num local de oração e penitência para milhões de portugueses;

 

  1. HINO À MÃE: É, indubitavelmente, a grande personagem de Em Teu Ventre. A mãe de Lúcia, síntese e símbolo da mulher portuguesa sofredora, resignada, protetora da filha e socorro da família, não se amotina, não se revolta, nem quando o marido a procura a desoras, protesta angustiosamente, desorientada: contra Lúcia, presumindo que esta mente, ou quando Lúcia brinca fingindo ser Nossa Senhora (pp. 129 130); contra o destino que assim a fez mulher como um ser humano de segunda categoria; contra a fatalidade que a marcou como mãe de uma vidente; contra o silêncio que se ergue em torno do clamor das mães. Os últimos versículos da fala de Deus no romance retratam a Mãe do Céu, que é a mãe da Humanidade, a mãe de todos, e, portanto a mãe de Lúcia. A Mãe singular une-se à Mãe cósmica em forma de laço que tudo une, o Amor de Mãe, a Esperança dos Homens.

Belíssimo romance, um dos melhores de José Luís Peixoto. Acabámo-lo de ler e não queríamos que tivesse acabado. É o melhor elogio que se pode fazer a um livro e a um autor.

 

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Jornal de Letras, 11 Novembro 2015

21.11.15

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Jornal i, 14 Novembro 2015

14.11.15

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A obra de José Luís Peixoto é, como todos os trabalhos que essa pequena palavra designa, uma construção em transformação permanente. De livro para livro vai-se diversificando e criando pontos de ligação que dão forma ao conjunto. 

Prova disso é o lançamento quase simultâneo do livro “Em Teu Ventre” e do de viagens e receitas culinárias, “A Viagem do Salmão”, feito em parceria com o chefe Henrique Sá Pessoa. Mas dos dois é o primeiro que tem dado que falar. Depois de “Dentro do Segredo – Uma Viagem na Coreia do Norte” e de “Galveias”, o escritor lança-se num novo território, apresentando uma reflexão sobre um tema que seria difícil antever. “Em Teu Ventre” fala sobre as aparições de Fátima, entre Maio e Outubro de 1917, cruzando a dimensão histórica dos acontecimentos com outras questões que acabam por revelar traços de identidade mais profundos e colectivos. É também uma reflexão sobre Portugal, o país que leva consigo para onde quer que vá, seja para a Coreia do Norte, para o olhar que lança sobre o mundo que observa e regista no seu iPhone, seja para os seus livros ou para o contacto com o outro.

Quando estava a ser fotografado foi abordado por uma leitora. É algo que lhe acontece com frequência?

Acontece com alguma frequência, porque a minha exposição é grande a diversos níveis, e é quase sempre positivo. Para mim também é uma alegria. Acho que é um sinal de que a comunicação foi efectiva e isso parece-me que em certa medida é um dos objectivos de quem escreve: que aquelas palavras cheguem a alguém e despertem alguma coisa.

Mas muitos escritores, porque já se expõem através da escrita, evitam por vezes esse tipo de contacto. Não parece ser o seu caso.

Eu já fui tímido, mas fui deixando essa timidez num lugar que preservo dentro de mim, porque as circunstâncias que procurei levaram-me a entender a escrita como algo que tem uma outra dimensão e que não se abstém do contacto directo com as pessoas, que para mim acaba por acontecer aos mais diversos títulos. Mais que na rua, normalmente acontece nas apresentações dos meus livros.

E o que lhe costumam dizer quando o abordam?

Normalmente, quando as pessoas se me dirigem é para falar sobre aspectos daquilo que escrevi e de alguma posição que tomei em relação a alguns assuntos, e eu encaro isso como um sinal de generosidade dessas pessoas, porque partilharem isso comigo carrega uma boa energia e dá-me alento para continuar o meu trabalho.

Pelo que percebi, também procuram conhecer as novidades literárias, o que anda a fazer. Agora tem este livro, “Em Teu Ventre”, lançado recentemente e baseado nas aparições de Fátima. Porque decidiu tratar este tema?

Pelos constrangimentos que o próprio tema oferece. Entendi-o como um desafio e a delicadeza do tema requereu uma atenção redobrada e estratégias para conseguir construir o livro que queria fazer, sem sucumbir a questões que a meu ver desvirtuavam a minha proposta. Ao mesmo tempo é a atracção por uma história fascinante, que tem uma repercussão imensa não só no século xx português, mas dentro de uma certa vivência católica no quotidiano de milhares de pessoas. Pareceu-me que é uma história em relação à qual existe uma versão, que é a mais disseminada apesar de bastante imperfeita, e que muitas vezes ignora uma série de circunstâncias e dados reveladores, porque para lá do seu aspecto de crença e fé também tem uma dimensão histórica que é muitíssimo importante e que hoje em dia, na maior parte dos aspectos, é inequívoca. Foi esse lado que me seduziu. Ao mesmo tempo também senti que toda esta história me dava condições interessantes para tratar uma questão que está entre as grandes questões da natureza humana e que é a maternidade. E aí as questões da nossa origem, da nossa identidade mais profunda.

No livro, paralelamente à narrativa, vai aparecendo de resto uma voz materna...

Sim, e aparece também um outro narrador
que acaba por cruzar esses dois planos,
o da religiosidade e o da maternidade,
e que tem essa forma em versículos

e também está dividida em capítulos, como
na Bíblia, e que de certa forma ali se apresentaria como um narrador…

Deus?

É assinalado como sendo Deus, o que por um lado é curioso porque também revela outra figura que está ali indirectamente e que é a do próprio criador do texto. Existe também uma mãe, que de certa maneira se apresenta como a mãe do autor, porque fala para quem está a escrever e comenta aquilo que está a ser escrito, muitas vezes com alguma dureza e sentido crítico, e que pretende representar a mãe que sempre permanece em nós e fiscaliza os nossos gestos, as nossas ideias.

E que muitas vezes é incompreendida, como o livro também mostra.

Sim, mas a partir de certa altura acaba por se desdobrar num paradoxo porque é sempre uma voz criada pelo próprio autor. Nunca é efectivamente a voz da mãe, e isso tenta exprimir um pouco a questão que é a relação com os progenitores, seja ela qual for, mas também o quanto essas figuras têm uma dimensão que é supra-humana e transcendente. Quando nascemos as nossas mães já estavam cá, habituámo-nos a que elas nos garantissem uma quantidade de coisas no momento em que éramos indefesos e não tínhamos possibilidade de as garantir. Só mais tarde começamos a perceber que as nossas mães são humanas e têm outra dimensão para lá daquilo que é mais evidente para nós, porque há muitos aspectos dessas vidas que normalmente escapam aos filhos mas existem e é importante ter em consideração se as quisermos amar como elas são, como mulheres e como pessoas.

“Em Teu Ventre” também não procura julgamentos sobre os acontecimentos e realça-os sob o olhar das crianças, com ênfase em Lúcia.

Isso tem a ver com essa escolha de tratar o assunto pelo seu lado histórico. Obviamente, há sempre um aspecto interpretativo daquilo que são factos, mas depois também existem os próprios factos. Por muito que olhemos para as crianças e possamos ver-lhes características já adultas, a verdade é que eram crianças e de uma idade bastante tenra. Ao mesmo tempo, também me parece que interessante trazer alguma clareza sobre aquilo em que não há dúvidas, porque quanto à fé não me parece que haja argumentos que sejam absolutamente inquestionáveis e permitam dizer que as aparições foram ou não efectivas. Isso terá sempre de ser uma escolha que parta da sensibilidade de cada um, da forma como vê o mundo e das questões do transcendente e do divino. Estamos a referir-nos a acontecimentos que tiveram lugar numa época que não testemunhámos, o que temos são relatos e relatos que, contrariando a natureza, põem as coisas nesse ponto. A minha forma de lidar com isso no livro foi não descrever esses momentos, porque ao descrevê-los iria sempre tomar partido. E neste caso vou tendo as minhas próprias convicções e sensibilidades mas não me parece interessante estar a impô-las aos outros. Ao fazê-lo iria mutilar o livro da sua intenção principal, que é fomentar a reflexão sobre um assunto que está presente com muita frequência mas é pouco aprofundado e ao longo do tempo foi ganhando diversas conotações.

Este era um tema de que se falasse em sua casa, em família?

Não é um assunto particularmente próximo por essa via, embora a minha educação tenha sido toda católica. Andei na catequese, fiz a primeira comunhão, tive sempre contacto com esse mundo. Mas sinto que, em relação a esta história em particular, a forma como ela me foi contada quando era criança ainda é aquela que se utiliza para a contar à maioria dos adultos hoje em dia. Uma versão infantil e infantilizada, algo grosseira, que distorce elementos importantes da história real. Enquanto adultos que nos interessamos por conhecer a realidade que nos rodeia, é importante que exista uma tentativa de a contar de uma forma mais realista. Obviamente, isto é um livro de ficção, não é um manual histórico sobre esses acontecimentos, mas sinto que existe também uma certa procura de realismo. Fiquei muito contente por perceber que os católicos e as instâncias católicas mais ciosas desta história, de um modo geral, têm aceitado que se trata de uma reflexão.

Como tem sido o feedback da Igreja a este livro?

Não tive uma reacção exacta por parte de nenhuma hierarquia, mas tive alguns sinais que me deixaram muito contente. A primeira apresentação do livro foi feita em Fátima e na presença de figuras bastante ligadas ao culto mariano e até com algumas responsabilidades. Ao mesmo tempo, a primeira entrevista sobre este livro foi para a Rádio Renascença, a emissora católica portuguesa. E isso deixa-me muito contente. Em nenhum momento quis que este livro fosse uma provocação ou agressão à fé em relação a Fátima ou à Igreja. Houve até alguns aspectos que mostram isso, um deles tem a ver com as fontes que escolhi para seguir e construir esta narrativa.

 

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